domingo, 4 de octubre de 2015


Estabas lejos, y lloraba en la ventana, 
se rasgaba la garganta gritando tu nombre.

Quizás en el cielo en el que estés o en el hueco en que caí
se perdió la fe del amor que hubo algún día.

Se incendió el cielo,
pero no necesito un sol,
no necesito ángeles que vengan a rescatarme,
solo tu voz,
solo tu abrazo. 

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