Estabas lejos, y lloraba en la ventana,
se rasgaba la garganta gritando tu nombre.
Quizás en el cielo en el que estés o en el hueco en que caí
se perdió la fe del amor que hubo algún día.
Se incendió el cielo,
pero no necesito un sol,
no necesito ángeles que vengan a rescatarme,
solo tu voz,
solo tu abrazo.
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