Sus ojos se encontraron con los míos en un intento de sacarla de su mente.
Se volvió a la ventana y frunció el ceño,
no quería seguir con ese juego porque el era una persona fría,
enamorado de una mujer fría que jamas le devolvía la mirada.
Y sin embargo, ahí estaba.
Sentado esperando verla, para solo tener un vistazo fugaz de su silueta para deleitarse.
Y allí estaba ella, la otra.
Una que si le devolvía la mirada, que lo observaba con ternura,
que en sus labios se sentía la promesa de besos con amor y dulces palabras.
Se imaginaba fácilmente una vida junto a ella,
seria fácil, seria feliz, ella lo amaba, y el...
El era un hombre frió, así que volteaba la mirada y no se permitía ser feliz ni amar a alguien correspondido.
Ella era así, le daba un poco de luz a su vida, la suficiente como para no olvidar que el sol estaba ahí, y luego la olvidaba, porque a pesar de que las aves canten con el sol y las estrellas sean altas,
el era un hombre frió y prefería la lluvia, y cielos grises que le ofrecía su fría mujer.
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